*Texto y fotos: Marianna Sánchez
Hace seis años la bicicleta fue mi terapia en lo que para muchos sería una gran tragedia. Para mí, después del duelo necesario, fue el fin de un ciclo y el comienzo de otro: de la bici como juguete a la bicicleta como un modo de vida. La ausencia de la persona más importante provocó en mi la ruptura de conceptos adoptados por el consciente colectivo, por lo que el orden natural de la vida de pronto dejó de tener sentido.
Crecí en una familia de clase media en la que siempre se pensaba que una persona exitosa era la que obtenía un título universitario, un buen empleo, compraba un carro, una casa y formaba una familia. Mi padre siempre decía: "mi única herencia para ustedes será darles la oportunidad de estudiar una carrera universitaria, formarse para ser alguien en la vida", pero ¿quién quería ser yo?...
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